El francés Jean-Pierre Filiu es uno de los grandes especialistas en Gaza, lleva décadas estudiando su territorio y su historia atormentada. Filiu ha hecho algo que muy pocos observadores internacionales han logrado desde que empezó la operación militar israelí. Entró en Gaza integrado en un equipo de Médicos Sin Fronteras. Estuvo 32 días y 33 noches, entre diciembre y enero pasados, en la zona humanitaria donde se confinaba al grueso de la población gazatí. “La mal llamada zona humanitaria”, precisa. “Una humanidad totalmente vulnerable, sin nada para protegerse. Contra los bombardeos, por supuesto, pero tampoco contra las lluvias. Cualquier lluvia puede volver ese mar de tiendas una cloaca horrible, donde no se puede encontrar ni un pedazo seco”, recuerda.
“La Gaza que conocía, que experimentaba que investigaba, ha desaparecido, se ha desintegrado. Y no he encontrado las calles, las ciudades, los monumentos, ninguna de las referencia que tenía”, explica. El historiador ha contado su experiencia en un libro por ahora solo en francés, Un historien à Gaza, Les Arènes. Un texto que tiene el mérito de relatar la historia menuda de un drama donde las cifras de muertes son tan elevadas que han dejado de llamar la atención.
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